Enamorarse de la imagen….

Enamorarse de la imagen de alguien es una situación en la que el dolor está servido y asegurado, hacerlo es como enamorarse de unos pantalones que acaban agujereandose con el tiempo y que tienes que acabar tirando con resignación, o como un coche con el que sufres porque no sea maltrecho o robado pero que más adelante aborreces y deseas hasta deshacerte de él con ahínco cuando le salen los problemas, o como cualquier otra cosa que se te ocurra y que seguramente ya te habrás encontrado en la situación de desear ese algo (un trabajo, una persona, un evento, un piso, un negocio, un maestro…) por lo que parecía pero luego te diste cuenta que no era oro todo lo que relucía, ¿quien no ha vivido esto? ¿y no resulta obvio a estas alturas que lo que la percepción nos vende no es menos volátil que el humo? ¿Y si resultase que hay algo más allá de toda imagen mucho más gratificante por lo que se debería apostar y que es donde realmente se encuentra lo que buscas amar? Las imágenes cambian, varían y finalmente se marchitan, se tiene que ir mucho más allá de ellas porque poner el amor en un altar tan pobre no es digno ni de ti, ni de la otra persona en cuestión.

Miguel Ángel

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