Desaprender…



Si se quiere aprender a caminar en dirección al Ser, a la tan hablada quietud mental, a la deseada paz interna, a Dios, Conciencia, el Uno, el Cristo o dígasele como más le guste a uno, irremediablemente se va a tener que «desaprender» todo lo aprendido como ente concreto, limitado y separado, no hay más, toda creencia en un Yo, más todas las sub-creencias que se adquieren y conforman dicho Yo -personalidad, ideas religiosas, creencias, apegos, experiencias personales, etc…– son todos los obstáculos, muros y velos que deben ser cuestionados y observados uno por uno, y aunque ese trabajo normalmente no es plato de buen gusto pues se siente en un principio como un ataque directo a la persona, las recompensas que nacen de tal desaprender son de incalculable valor en este mundo…como un cielo en la tierra, por darle algún un nombre.

Miguel Ángel

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